El dicho "la comida entra por los ojos", es una gran verdad.
Más allá de la presentación del plato en si mismo, el aspecto del producto puede condicionar si nos gusta o no, sin haberlo probado antes.
Entre los alimentos que mayoritariamente destacan por no "ser apetecibles" podemos contar con las verduras, los moluscos, la casquería, los quesos, los pescados, etc.
No obstante, a medida que van pasando los años nos abrimos a probar algunos de estos y en muchas ocasiones nos llevamos la grata sorpresa que SI nos gusta, lo que antes rehusáramos probarlas solo por su aspecto visual.
Como anécdota, recuerdo la primera vez que probé sesos de cordero rebozados. Fue en una cena con amigos y ellos lo pidieron. Mi primera reacción fue pensar "vaya lo que se han pedido". Ya servido el plato, insistieron a que lo probara y sorpresa. Fue una experiencia deliciosa poder comprobar cuanto estaba equivocado.
Hasta que no lo pruebas, no puedes saber si te gusta o no.
Atrévete!
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